Padre cachas, Padre fofo (Parte II)

Por Jesús Gallego

Sigo con la historia de ayer, desde la parte del vídeo de 6 minutos que lo cambió todo, el que debiste clicar como hice yo.

Y si no has clicado y te quedaste con las ganas, te lo vuelvo a dejar al final, que la vida está llena de segundas oportunidades.

Padre cachas y yo, sentados en el salón. 

Por situarte un poco.

Árbol de Navidad con luces entrañables, suelo radiante, chimenea de palo, ya sabes..

“Aprender a comer por macros me cambió la vida”.

Eso me decía, literal.

Y entonces me hablaba de una aplicación, la Calculadora de Macros, con la que hacía sus dietas en las que podía comer de todo, incluso cosas que veía comer a mi otro padre.

Su método combinaba eso con un entrenamiento de fuerza de solo 4 días a la semana en sesiones de 1 hora, lo que le permitía integrarlo fácilmente en su rutina diaria. 

Este enfoque eficiente del entrenamiento le ayudaba a maximizar sus resultados sin tener que invertir una cantidad de tiempo que no tenía.

El método no solo mejoraba su físico, dándole ese aspecto cachas que era la envidia de los otros padres, casi todos fofos, sino que también le daba más energía y confianza, algo que se reflejaba también en otras áreas de su vida.

Tenía éxito profesional, con un negocio que facturaba bien, éxito con las mujeres (que aunque estés retirado, nunca viene mal), relaciones personales sanas y una actitud positiva ante la vida y ante cualquier reto que se le pusiera por delante.

Padre cachas también disfrutaba de un bienestar mental y emocional mucho mejor. 

No tenía que lidiar cada día con el estrés típico de dietas de esas que te dejan con hambre, ni con el cansancio crónico de rutinas de entrenamiento interminables, siempre estaba pletórico y se le veía una persona positiva y feliz.

Este enfoque, accesible y práctico, demostraba que cualquiera podía seguir sus pasos y lograr resultados, independientemente de su nivel de experiencia o de cuánto le guste entrenar. 

Siempre hablaba de que era necesario ir al gimnasio, eso sí, que con entrenar en casa con botellas de agua y gomas no valía, pero no requería ser un fanático ni tener una disciplina de hierro, bastaba con un poco de fuerza de voluntad y ganas de mejorar.

Me puedes volver a enseñar el vídeo papá, el 6 minutos, y seguimos mañana.

“Claro hijo, clicando abajo”:

EL VÍDEO QUE LE CAMBIÓ LA VIDA A PADRE CACHAS

PD: Mañana desenlace y moraleja, parte III.

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