El motivo real (y que no sabes) por el que siempre dejas la dieta al poco

Por Jesús Gallego

Escucha una cosa.

O, mejor, leela:

Las dietas son una estafa.

Ayer estuve haciendo un guión para un reel y lo empezaba así.

Iba de que, en el fondo, el tema de las dietas viene porque no nos han enseñado a comer.

No nos han educado en este sentido.

Te obligan a aprender los ríos y los afluentes cuando saben de sobra que con los años te acordarás de 4.

Cosa que tampoco supone mucho problema habiendo mapas donde aparecen situados perfectamente y no se van a mover de ahí.

Y lo mismo con las raíces cuadradas.

Que si eres Pitágoras y estás en la época de Pitágoras, pues lo mismo te hacen falta, pero ahora el iPhone te hace todo.

Además de fotos o grabaciones en 4K, si vas donde pone “calculadora” (ojo, no confundirla con la Calculadora de Macros, la de la flecha naranja, la mía, la original, no la imitación) tecleas los números, después la operación que sea (en este caso una raíz cuadrada) y te sale el resultado, al momento.

Y te quita a ti de estar echando cuentas y memorizando fórmulas.

Porque nos tiramos muchas horas de muchos días de muchos meses de muchos años estudiando cosas así para recibir una educación mínima básica que nos haga ser suficientes en todo.

Fíjate que de la nutrición se olvidan, lo mismo que de las finanzas, de los impuestos o de la economía básica del día a día.

Tu padre te da la paga y te compra una hucha para que tengas una relación sana con el dinero desde pequeño y que lo valores, pero el tema de la comida es más complicado.

Y como es más complicado y ni él es consciente de la importancia que tiene, te da tu chuche cuando te portas bien y entiende que prefieras patatas fritas en lugar de lechuga verde para acompañar el filete empanado de la cena.

Así pasa, que llegas a los 40 y un día te ves mal.

No entiendes cómo has llegado a eso y te entran las prisas.

Y te acuerdas que un amigo de un amigo te ha contado que tiene otro amigo que empezó una dieta con la bajó 10 kg en 2 meses.

Te informas y sí, es tal cual, así que te pones a ello.

Quieres cambiar tus hábitos de golpe y empiezas con la motivación a tope.

Con una buena despedida de la buena vida el fin de semana, eso sí, porque el lunes empiezas.

Así, radical.

A por todas, o nada.

¿Resultado?

Nada, obvio.

Hostión radical.

Pero bueno, asumes que no es tu momento y poco más. Sin dramas. 

Hasta que de golpe te pasa algo. 

Igual un comentario, o que llega el verano, o que ves fotos antiguas, o un amigo al que no ves desde hace tiempo y te sorprende para bien.

Y siempre se repite la misma historia.

Y tú, harto de rodar como una noria, empiezas a frustrarte porque no te ves capaz.

Y es que no eres capaz, ni tú nadie.

Nos ha educado así, es lo que hay.

Hay unos malos hábitos alimenticios muy interiorizados, de años, y ahora no es nada fácil darlos la vuelta.

No sabes hacer raíces cuadradas, ni ubicas el Guadiana en un mapa mundi, ni los afluentes del Tajo, pero tampoco tienes ni idea de qué comer, ni cuánto, ni cuándo.

¿Solución?

Una buena aplicación con la que aprendas a comer por macros.

¿Qué macros?

Depende, cada persona es un mundo, los macros que necesitas tú no son los mismos que necesito yo.

Lo bueno es que si los macros encajan, cualquier alimento vale, por eso la sensación esa de “estar a dieta” no la tienes nunca.

Mañana te contaré más cosas de la aplicación, que el email de hoy era la segunda parte de las preguntas frecuentes, pero una cosa llevo a la otra y mira.

Por cierto, te dejo un enlace para comprar la aplicación, no me puedo despedir sin hacerlo. Sería de muy mala educación:

CALCULADORA DE MACROS (LA MÍA, NO LA COPIA BARATA)

PD1: cuando compres escribe aquí y te doy acceso inmediato.

PD2: compras la mía, no la compra barata.

PD3: esta versión de la calculadora no tiene soporte, pero tiene 3 vídeos tutoriales en los que explico todo. Además, cuando entras, te pongo unos macros para que te sirvan de orientación y que puedes cambiar.

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